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El juego y el tiempo en familia

El juego y el tiempo en familia

Escrito por: Dra. Vanessa Espaillat
Psicóloga Clínica y Terapeuta Familiar
Coordinadora de la Especialidad en Psicoterapia por UNIBE y Master por la USAL

El juego se considera una modalidad expresiva del niño, de sus emociones y de sus conflictos. Por su ciclo de vida, el niño no tiene a su disposición el pensamiento formal, que le permita la expresión verbal de sus dificultades, pero el juego le permite una expresión simbólica del mismo.

Un niño que juega es un niño sano. El juego, la imaginación, la fantasía, la magia, las metáforas, los dibujos, contar historias, ayudan a través de su simbolismo a que estos puedan encontrar mecanismos para motivarse a buscar soluciones a las situaciones de su diario vivir.  De igual forma, les ayuda a entenderse y a entender a los demás; así como a ocupar el lugar que le corresponde en la familia.

Contarles cuentos a los niños, leerles fabulas e historias es uno de los mejores regalos que pueden recibir de sus padres, cuando son contados por ellos.

Reciben la sabiduría milenaria de la humanidad, ayudándoles a crecer y a aprender a vincularse de una manera sana y con valores.

Como la tecnología no sustituye el vínculo humano necesario para la educación de los hijos, juegos que no sean tecnológicos como, por ejemplo, los juegos de mesa, los interactivos de intercambio familiar, realizar deportes y el estar en contacto con la naturaleza, le ayudan a desarrollar habilidades sociales y destrezas motoras, por lo que son muy recomendables.

Se recomienda que los juegos tecnológicos tengan un límite de 2 horas por día, a partir de los 3 años. Antes de esa edad no son recomendables.

Dejar a un niño solo con este tipo de juegos promueve el aislamiento psicológico, y las conductas adictivas. Asimismo, retarda la adquisición del lenguaje en niños pequeños, y retarda la adquisición de habilidades sociales necesarias para el intercambio humano.

El mejor regalo para los hijos es el tiempo que pueden compartir con sus padres, conectando con sus necesidades y viceversa, además de aprender a conectar con los demás.

Los más pequeños de la casa necesitan juegos que:

  • Promuevan el desarrollo motor para la construcción de su individualidad, con el fin de adquirir destrezas corporales. Por ejemplo, ir a los parques y tener contacto con la naturaleza, montar bicicleta, correr, jugar, caerse, rodar por la grama, hundirse, trepar; jugar a la pelota, balancearse.
  • Necesitan juegos que promuevan la integración grupal o juegos socializados.
  • Juegos de construcción o rompecabezas.
  • Juegos con animales salvajes, dinosaurios o animales domésticos.
  • Juegos con carros, con pistolas y espadas que canalizan la agresividad innata del niño, la cual necesita aprender a manejar siendo asertivo con sus enojos, canalizándola también en el juego como una dramatización, la cual lo ayuda a descargar la tensión para no llevarla a la realidad. La violencia en los niños, es resultado del dolor de la familia, del maltrato y del abuso, no del uso de este tipo de juguetes.
  • Juegos de abrir, cerrar, vaciar y llenar con arena.
  • Juegos de pintar, masillas, barro, finger paint.
  • Juegos con familias y títeres, donde proyectan las dinámicas de su familia.
  • Juegos de médicos, entre otros.

Para que los niños aprendan a jugar, necesitan padres que le enseñen. De esta forma, seguirán las reglas, aprenderán a ser pacientes, a perder y a ganar; a negociar, entre otras habilidades necesarias para la vida, y que no se aprenden en soledad sino en ese intercambio maravilloso en la familia.

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