MENSAJE DEL DIRECTOR
¡Bienvenido(a) a la Escuela de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana! Este es probablemente el tiempo de la historia en que los cambios de paradigma se dan a mayor velocidad, y la arquitectura va en el vagón delantero de ese tren de cambio. Pero para esta generación, adaptarse constantemente es solo parte de las expectativas.
Alguien, refiriéndose a la preeminencia del cambio, dijo que uno nunca se baña dos veces en el mismo río. El problema es que aparte del agua que corre dentro, el río también es un surco permanente en la geografía, y esto que no cambia a fin de cuentas es lo que le da su identidad. Así hay elementos básicos de la formación de los arquitectos que deben permanecer en el tiempo, conviviendo con el constante cambio.
Para comenzar, la arquitectura es personal, la hace una persona para otras personas, por eso alguien que estudia Arquitectura debe estar plenamente consciente del valor intrínseco de todos los seres humanos, y tener una curiosidad constante por entender su comportamiento, necesidades, expectativas, su historia y sus símbolos.
En segundo lugar, el diseño es un proceso crítico. Uno debe saber cuestionar su propio trabajo y el estado actual de las cosas para poder realmente innovar. Relacionado a esto está el sacrificio: encontrar la mejor versión de un proyecto se toma semanas y meses de trabajo. La arquitectura es un ejercicio de paciencia y pasión.
Por último, las manos siguen siendo la extensión inseparable de la mente. Saber bocetar y construir modelos a mano es una de las habilidades que más libertad nos dan para expresar nuestras ideas fácilmente en cualquier circunstancia.
Las cambiantes interfaces y métodos de representación son muy útiles cuando cultivamos una mente creativa, apasionada y crítica que busca servir a los demás, cuando descubrimos que no son un sustituto del diseñador. Este es un tiempo de balance. El río, después de todo, es agua y geografía.